La nueva norma introduce una serie de medidas para ayudar a acelerar la eficiencia energética y reducir el consumo de energía final un 11,7% en 2030. Habrá flexibilidad para los Estados miembros y un período de adaptación para las empresas instaladoras de siete años.
La eficiencia energética permite reducir el consumo de energía en cualquier actividad y edificio, alcanzando unos niveles óptimos de confort y servicio.